Fisioterapia pediátrica
en Zaragoza

La respuesta es un rotundo sí. De hecho, una de mis especialidades es la fisioterapia neonatal. En estos casos, la fisioterapia infantil se centra en valorar las habilidades motoras orales para asegurarnos que la alimentación está siendo efectiva; valorar y tratar las dificultades respiratorias, en aquellos casos donde existen secuelas respiratorias, como puede ser la displasia broncopulmonar; valorar el desarrollo motor para detectar riesgo de padecer alteraciones neuromotoras, como la parálisis cerebral; realizar valoraciones frecuentes para detectar de forma precoz posibles signos de alarma. Además, durante el seguimiento del recién nacido prematuro, se trabaja junto con la familia, para poder fomentar y facilitar un correcto desarrollo psicomotor en el hogar.

Cuando existe un retraso psicomotor diagnosticado, es muy importante poder identificar las fortalezas y debilidades de la niña o el niño, es decir, poder identificar lo que le cuesta menos y lo que le cuesta más, y esto se consigue tras una evaluación exhaustiva de todas las áreas que conforman el desarrollo infantil. Una vez identificadas las fortalezas y las debilidades, es muy importante trabajar teniendo en cuenta todo el conjunto, es decir, abordar todas las áreas del desarrollo e implicándolas en el proceso terapéutico. Además de fisioterapeuta soy psicomotricista especializada en atención temprana. Esta formación me facilitó poder ver al niño o la niña de una forma global y poder implicar todas sus áreas del desarrollo en el proceso terapéutico.

La fisioterapia infantil también tiene como objetivo limpiar las vías aéreas (desde nariz a pulmones) de secreciones y mocos. Esto se consigue realizando diferentes maniobras y dando pautas a la familia para aplicar en el hogar. Cuando existen resfriados de repetición, suele ser porque las paredes de las vías aéreas están “más sensibles” a la entrada de nuevos patógenos, por lo que, en estos casos, la fisioterapia respiratoria infantil cobra mayor protagonismo, ya que una vía respiratoria limpia reduce el riesgo de nuevas infecciones. Dependiendo de la evolución y de la gravedad, la intensidad y frecuencia del tratamiento será mayor o menor

Una tortícolis es la consecuencia de una seria de contracturas musculares en la zona cervical. Esta condición puede ser causada por diversos factores, como una postura inadecuada durante el embarazo, traumatismos en el parto o una posición prolongada en la cuna. En la actualidad, la única evidencia que existe en el tratamiento de la tortícolis es la fisioterapia. La detección precoz es la clave del éxito del tratamiento. Cuando se inicia el tratamiento entre los cero y tres meses de edad, el éxito del tratamiento está casi asegurado, siempre y cuando la familia esté implicada en todo el proceso. Cuando el tratamiento se inicia después de los seis meses de edad, la evolución es más lenta y cuesta un poquito más alcanzar los objetivos terapéuticos.

Estos aplanamientos de la cabecita suelen tratarse de plagiocefalias. Es importante valorar el origen de esta plagiocefalia, en la mayoría de los casos es una consecuencia de una tortícolis y otra debido a que con frecuencia el niño o niña mantiene la cabeza siempre hacia el mismo lado. Es importante iniciar fisioterapia tan pronto cómo se detecte la plagiocefalia, ya que el tratamiento precoz asegura el éxito de la intervención. Una valoración exhaustiva del grado de gravedad de la plagiocefalia, la valoración de la columna vertebral o la valoración visual son claves para valorar el origen de esta deformidad y poder empezar a trabajar.

La lactancia no ha de ser NUNCA dolorosa y mucho menos provocar heridas o grietas. Cuando suceden una de estas cosas, está indicando que existe uno o varios componentes de la toma que es necesario modificar para que la toma sea efectiva y no dolorosa. En una asesoría de lactancia se valoran diferentes componentes que conforman la toma: posición de/la bebé, posición de la mamá, tipo de agarre, estructura orofacial del bebé, etc. Tras esta valoración, se buscan adaptaciones y pequeños cambios para favorecer un buen agarre y una lactancia exitosa, sin dolor y efectiva.